Arriba
Educación Adventista > Docentes  > Cómo manejar las burlas

Cómo manejar las burlas

“Ante mis ojos tú eres grandemente estimado y digno de honra. Yo te amo, y por ti y por tu vida daré hombres y naciones” (Isaías 43:4, versión Reina-Valera Contemporánea online)

El trabajo docente no se limita a impartir los saberes básicos de un currículo académico, ya sea de matemática, biología, geografía, literatura, etc. No debemos olvidar que un ser humano integra lo intelectual con lo físico, lo emocional y lo espiritual.

Como docentes, nuestra tarea es formar personas que puedan transformar el mundo y estar preparados para vivir en la presencia de Dios para siempre. Por eso, no debemos descuidar el desarrollo integral de los niños y adolescentes. Los padres y otros tutores deben recordar que no pueden delegar en la institución educativa toda la responsabilidad de la formación de las nuevas generaciones. La autovaloración del niño y la formación de su autoestima se inician en casa, y así podrán ofrecer un trato respetuoso hacia sus pares.

De los niños es el reino de los cielos

En Mateo 19:14 Jesús presenta la siguiente invitación: “Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de los cielos es de los que son como ellos”. No podría imaginarme escuchar en ese lugar celestial ningún tipo de burla u ofensa. En ese lugar todos se respetan y aman sin distinciones y sin diferencias, así como lo hacen los niños desde su inocencia.

Pero Satanás se ha encargado específicamente de corromper la inocencia de los niños y, como adultos, somos llamados a protegerlos de las artimañas que se presentan de manera agradable y descuidada.

El blanco de los ataques del enemigo es la familia como institución sagrada. Si los niños en sus hogares reciben cualquier cosa menos amor, se acostumbran a recibir palabras desagradables y ofensivas, en vez de amables y sinceras, tal como Jesús hablaba con las personas, estarán aprendiendo a expresarse y actuar de forma irrespetuosa y acosadora hacia sus pares en cualquier situación. Nadie puede dar lo que no recibe: si un niño se muestra agresor o burlador, una de las razones principales es que él está recibiendo ese mismo trato en casa.

Otra estrategia de aislamiento y corrupción de una conducta social apropiada es el uso desmedido de la tecnología. Este llamado de atención es para los adultos responsables de menores: todo lo que los niños en edad escolar están consumiendo en videojuegos, películas, música, etc., contribuye a constituir el carácter. ¿Con qué materiales estamos edificando el carácter? Si esos materiales son de baja calidad, aún estamos a tiempo de cambiar.

Por último, destacamos la importancia de conocer el vínculo cercano que tienen los niños y adolescentes. Como adultos, no podemos restar importancia a la influencia de las amistades que los niños y adolescentes desarrollan durante su crecimiento. El apóstol Pablo mencionó en una de sus cartas a la iglesia de Corinto: “No se dejen engañar: las malas compañías corrompen las buenas costumbres” (1 Corintios 15:33, versión Reina-Valera Contemporánea online). Por lo tanto, es nuestra responsabilidad conocer a las personas que acompañan a nuestros niños y adolescentes, aquellos que se dicen “amigos” y observar qué tipo de influencia ejercen mutuamente.

Medidas de control

  1. Si presenciamos un acto de burla o discriminación, debemos actuar en el momento, no permitir que el problema se dilate, conversar inmediatamente que el acto ha sucedido, dejar claro que es inadmisible cualquier tipo de crítica maliciosa o burla entre pares. Recalcar la importancia de identificar los derechos y el respeto que debemos tener en el trato con los demás.
  2. Observar y analizar el comportamiento tanto del acosador como del acosado, tomar tiempo para conversar con ambos y establecer acuerdos de comportamiento. Permitir que la persona que está siendo agredida se sienta en plena confianza para conversar lo sucedido, recordarle su valor y que en ningún caso debe permitir un maltrato, ya sea físico, psicológico o verbal.
  3. Demuestre, a través de su ejemplo, los valores que desea que su hijo o estudiante refleje. No sirve de mucho pedir que lo hagan, si ellos no cuentan con un ejemplo real y concreto. Las palabras deben ir acompañadas de acciones consecuentes, de esta forma se demuestra cómo debe ser el comportamiento entre pares, tanto en presencia de adultos como fuera de su supervisión.
  4. Controlar el acceso a medios de entretenimiento. Todo aquello que sus hijos estén consumiendo son los materiales de construcción de su carácter. Edifique y construya no solo para esta vida, sino para la Patria celestial.

Es necesario recordar a los niños y adolescentes estudiantes cuán valiosos son, cómo los ve Dios y cuál es el verdadero trato que deben recibir. Si Dios es nuestro Rey, nosotros somos todos sus herederos y príncipes. Entonces, nuestro trato mutuo no debería ser menor al de un príncipe o una princesa. Por eso, recordemos el pasaje bíblico al inicio del artículo, que nos habla del valor que Dios nos ha dado.

Scarlett España
No hay comentarios
Agregar comentario
Nombre
Email*
Website